Por- Evelyn Ortiz Avilés
(Crescentia Portoricensis)
Árbol o arbusto silvestre, pequeño, ramificado, de hojas perennes, endémico de Puerto Rico y que se encuentra en peligro de extinción. Crece cerca de bosques húmedos, quebradas, ríos, fincas, jardínes, patios o a orillas de carreteras. Puede alcanzar hasta 20 pies de altura. Su corteza es de color gris, hojas delgadas, lisas y largas. La flor crece sobre el tallo en forma de campana, es grande, vistosa, de color verde pálido o blanco amarilloso y con un aroma poco agradable. Estas pueden salir aisladas o en grupos con pedúnculos más corto que el cáliz. Su fruto cuya corteza es de color verdes brillante o verde oscura, es resistente, puede desarrollarse en forma de globo, cilíndrica o coriácea. Alcanza hasta unas 4 pulgadas de largo y una pulgada de diámetro. En su interior posee una pulpa blanca con numerosas semillas comprimidas de color negro.
Su fruto fue utilizado por los indios tainos para la elaboración de artesanías, herramientas y vasijas. Nuestro jíbaro puertorriqueño también adoptó el fruto de la higüera para la elaboración de platos para servir alimentos, escudillas, jatacas, artesanías, maracas, cucharas y prendas, entre otros usos.
